Un sombrío felino

En siglos pasados, desde tiempos de conquistadores y jesuitas, en la zona serrana del sur de Sinaloa se originó la leyenda de un sombrío felino llamado Onza, el cual merodea los bosques y selvas de la región. El mito varía según el pueblo pero generalmente se le describe como un animal muy agresivo de grandes dimensiones, una forma alargada y esbelta con un rabo de pelos en la punta de la cola y en ocasiones hasta se relaciona con una entidad diabólica. Se cuenta que roba a los niños y a las personas malintencionadas que buscan oro en cuevas. Toda esta leyenda, llamó mucho la atención de naturalistas extranjeros a tal grado de organizar varias expediciones para darle casa y estudio a este desconocido felino.

Se plantearon varias hipótesis que explicaran científicamente el origen evolutivo de la Onza, se ideaba que fuera una especie nueva y distinta o un híbrido entre Puma (Puma concolor) y Jaguar (Panthera onca), incluso se planteó que fuera la última población de Chita americano (Acinonyx trumani) asilada en la Sierra Madre Occidental, lo que llevó a que se escribieran varios libros.

No fue hasta hace unos 30 años que se logró cazar a este animal, fue identificado como una Onza por un campesino local y se le llevo a un congelador de una pescadería de Mazatlán. Investigadores de la universidad de Texas tomaron muestras de tejido e hicieron un análisis genético en sus laboratorios. Esto terminó mandando a la Onza directo a la criptolozoología, pseudociencia que estudia a pie grande, chupacabras, etc, ya que encontraron que este desconocido felino era en realidad un puma (Puma concolor), un animal muy conocido y estudiado, por lo tanto el mito probablemente sea producto de la imaginación, temor e interés que se experimenta al ver un animal así entre la obscuridad, años de difundir esta superstición llevaron a crear esa identidad perversa en un mamífero que a pesar de su fuerza, no significa un riesgo real para los humanos.

Lo que sí es real es que la mayoría de los felinos silvestres de México están en alguna categoría de riesgo de extinción. A lo largo de los años, la cacería de estos animales por su naturaleza misteriosa y esquiva, ha sido una práctica donde se reafirma la hombría y todo esto ha resultado en ver a los felinos como trofeos que demuestran la fuerza de su cazador y en disminuir drásticamente las poblaciones de los felinos silvestres de México.

Fuentes.

Alvarado, E. 2008. The legend of the Mexican onza. Mastozoología Neotropical. 15:147–153.

Martenson, J., M. Culver, and S. O`brien. 1996. Molecular genetic identification of a Mexican onza specimen as a Puma (Puma concolor). Cryptozoology 12:42–49.

Publicado el 05 de mayo de 2019 a las 07:03 PM por xenarthro xenarthro

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